José Libardo Muñoz — our beloved father, grandfather and friend — passed away peacefully on Aug. 23, 2022, in Murray, Utah.
Appropriately, José Libardo’s final hours of mortality were spent surrounded by family. “La familia” meant everything to him.
José Libardo was born on June 10, 1928, in Palmira, Colombia, to Francisco Antonio Muñoz and Maria Josefa Saavedra. He came from a large family and was the fourth of 10 siblings.
José Libardo’s early life was not easy. His parents died when he was still young and he had to work to help support himself and his brothers and sisters. His work ethic would serve him well throughout his life. Even when he was in his 90s, he found great pleasure in planting a garden and raising juicy tomatoes by the hundreds.
José Libardo was still a teenager when he met a pretty Palmira girl named Angela Rosa Bedoya. José Libardo and Angela would later marry in the city’s Catedral de Nuestra Señora del Rosario del Palmar on July 20, 1953. Their union was later sealed for time and eternity in the Provo, Utah Temple of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints.
José Libardo was the father of nine children: Maria Elena, Victor Manuel, Marta Lucia Pacheco (Omar), Richard (Gladys), Luz Angela Fonseca (José), Jesús Alfonso (Nancy), Josefina Swensen (Jason), Clara Inés Melendez, and Francedi Diaz (Jorge).
José Libardo and Angela are the proud grandparents of 18 grandchildren and 35 great-grandchildren.
José Libardo was always industrious and owned a variety of businesses — including a family farm, a car dealership and a tire shop. He was interested in politics and twice served on Palmira’s City Council.
José Libardo’s life forever changed when he was baptized a member of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints in 1977 by a dear friend, President Jay E. Jensen, who was presiding over the Colombia Cali Mission.
The gospel became the anchor in his life and he found great joy fulfilling a variety of callings, studying the scriptures and the words of Latter-day Saint leaders and sharing his beliefs with others. Just a month before his passing, he was able to baptize a friend that he had helped teach the gospel.
He was a true patriarch in the Muñoz family and was typically called upon to pray whenever the family gathered together.
Nothing made José Libardo happier than being with his family. He was proud of his children and grandchildren and found great joy in cooking for them, offering generous advice and watching them all grow and follow their own respective paths.
He was also a generous friend and an extrovert. Over the course of his life, José Libardo followed a Christian impulse to serve others. Many times that meant sharing his food or opening his home to others. He was also dedicated to ministering and never hesitated to offer a helping hand or his time for someone in need.
A sports fan, he was never too tired to watch a soccer game or a boxing match.
We are grateful that our beloved José Libardo was able to live a long life. He endured cancer and several heart attacks but always seemed to come back stronger.
José Libardo was preceded in death by his wife, Angela Rosa, and their infant daughter, Maria Elena. He is survived by his siblings Deyanira Vargas and Henry Saavedra.
Friends and family are invited to gather for funeral services on Friday, Sept. 2, 2022, at The Church of Jesus Christ of Latter-day Saint meetinghouse, at 7380 S. 1300 West, in West Jordan, Utah.
Viewing from 10-11:30 a.m., followed by the funeral at 12 p.m.
Interment at the Taylorsville City Cemetery.
José Libardo Muñoz, nuestro amado padre, abuelo y amigo, falleció pacíficamente el 23 de agosto de 2022 en Murray, Utah.
Apropiadamente, las últimas horas de muerte de José Libardo las pasó rodeado de su familia. “La familia” significaba todo para él.
José Libardo nació el 10 de junio de 1928 en Palmira, Colombia, hijo de Francisco Antonio Muñoz y María Josefa Saavedra. Provenía de una familia numerosa y era el cuarto de 10 hermanos.
Los primeros años de vida de José Libardo no fueron fáciles. Sus padres murieron cuando él aún era joven y tuvo que trabajar para ayudarse a sí mismo y a sus hermanos y hermanas.
Su ética de trabajo le serviría bien a lo largo de su vida. Incluso cuando tenía 90 años, encontró un gran placer en plantar una huerta y cultivar muchos tomates jugosos.
José Libardo era aún un adolescente cuando conoció a una linda palmireña llamada Ángela Rosa Bedoya.
José Libardo y Ángela se casarían más tarde en la Catedral de Nuestra Señora del Rosario del Palmar de la ciudad de Palmira, Valle, el 20 de julio de 1953. Posteriormente, su unión se selló por tiempo y eternidad en el Templo SUD de Provo, Utah.
José Libardo fue padre de nueve hijos: María Elena, Víctor Manuel, Marta Lucía Pacheco (Omar), Richard (Gladys), Luz Ángela Fonseca (José), Jesús Alfonso (Nancy), Josefina Swensen (Jason), Clara Inés Meléndez, y Francedi Díaz (Jorge).
José Libardo y Ángela son los orgullosos abuelos de 18 nietos y 35 bisnietos.
José Libardo siempre fue industrioso y dueño de una variedad de negocios, incluyendo una granja familiar, un concesionario de automóviles y un taller de llantas.
Estaba interesado en la política y sirvió dos veces en el Concejo Municipal de Palmira. La vida de José Libardo cambió para siempre cuando fue bautizado como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1977 por un querido amigo, el presidente Jay E. Jensen, quien presidía la Misión Colombia Cali.
El Evangelio se convirtió en el ancla de su vida y halló gran gozo en cumplir una variedad de llamamientos, estudiar las Escrituras y las palabras de los líderes Santos de los Últimos Días y compartir sus creencias con los demás.
Solo un mes antes de su fallecimiento, pudo bautizar a un amigo al que había ayudado a enseñar el Evangelio.
Era un verdadero patriarca en la familia Muñoz y normalmente se le pedía que orara cada vez que la familia se reunía.
Nada hacía más feliz a José Libardo que estar con su familia. Estaba orgulloso de sus hijos y nietos y disfrutaba mucho cocinando para ellos, ofreciendo generosos consejos y viéndolos crecer y seguir sus respectivos caminos.
También era un amigo generoso y extrovertido. A lo largo de su vida, José Libardo siguió un impulso cristiano de servir a los demás. Muchas veces eso significaba compartir su comida o abrir su hogar a otros. También se dedicó a ministrar y nunca dudó en ofrecer una mano amiga o su tiempo para alguien en necesidad.
Fanático de los deportes, nunca estaba demasiado cansado para ver un partido de fútbol o una pelea de boxeo.
Estamos agradecidos de que nuestro amado José Libardo haya podido vivir una larga vida. Soportó cáncer y varios ataques al corazón, pero siempre parecía volver más fuerte.
A José Libardo le precedieron en la muerte su esposa, Ángela Rosa, y su pequeña hija, María Elena. Le sobreviven sus hermanos Deyanira Vargas y Henry Saavedra.
Se invita a los amigos y familiares a reunirse para los servicios fúnebres el viernes, 2 de septiembre de 2022 en el centro de reuniones de los Santos de los Últimos Días en 7380 S. 1300 West en West Jordan, Utah.
Velorio de 10 a 11:30 a.m., seguido del funeral a las 12 p.m.
Entierro en el cementerio de la ciudad de Taylorsville.
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